Te miro “de pies a cabeza” sin ánimos de ofenderte.Por el contrario, te estoy contemplando en toda tu belleza.Veo un mundo en miniatura que vive a costas de tus raíces, en perfecta simbiosis.
Admiro tu generosidad.Palmas en tu “cuerpo”, acaricio tu rugosa superficie:
tienes la apariencia de un sabio anciano en tus profundas arrugas.Emanas en toda tu majestuosidad el aroma de la naturaleza entera,
en una exquisita amalgama de tierra húmeda y hojas tiernas.La calma de mi espíritu con tu sepulcral silencio,
sin embargo tienes más vida que un infante de cinco anos.El lenguaje de tus ramas mecidas por el viento, no hay mejor música,
superior a la “5ta. Sinfonía”.Permite mi humilde pedido, no deseo más que esto:
ascender a través de tus ramas hasta tocar el firmamento.Acurrucarme en tu copa, abrigada por tus dulces hojas,
ver el sol filtrándose tímidamente despertando al amanecer.Tengo escasos anos de vida; pero se reconocerte.Sin necesidad de mayor ciencia y mi iniciada escolaridad.Tan solo mecerme entre tus ramas, admirada de tu esplendor.
Con los pies descalzos igual que tu,
bendiciendo a la madre tierra por haberte engendrado
en el jardín de mi infancia.
Admiro tu generosidad.Palmas en tu “cuerpo”, acaricio tu rugosa superficie:
tienes la apariencia de un sabio anciano en tus profundas arrugas.Emanas en toda tu majestuosidad el aroma de la naturaleza entera,
en una exquisita amalgama de tierra húmeda y hojas tiernas.La calma de mi espíritu con tu sepulcral silencio,
sin embargo tienes más vida que un infante de cinco anos.El lenguaje de tus ramas mecidas por el viento, no hay mejor música,
superior a la “5ta. Sinfonía”.Permite mi humilde pedido, no deseo más que esto:
ascender a través de tus ramas hasta tocar el firmamento.Acurrucarme en tu copa, abrigada por tus dulces hojas,
ver el sol filtrándose tímidamente despertando al amanecer.Tengo escasos anos de vida; pero se reconocerte.Sin necesidad de mayor ciencia y mi iniciada escolaridad.Tan solo mecerme entre tus ramas, admirada de tu esplendor.
Con los pies descalzos igual que tu,
bendiciendo a la madre tierra por haberte engendrado
en el jardín de mi infancia.
“Este fue parte de uno de mis juegos de infancia. En mis momentos de soledad, mi compañía era un frondoso árbol de Paraíso que se erguía en el jardín de nuestra vieja casona. Esperándome cada tarde después de la escuela con sus ramas extendidas para acurrucarme, como mi dulce madre lo hizo asistiéndome en la transición de la etapa mas importante de mi vida…”
No comments:
Post a Comment